Elizabeth

miércoles, 28 de mayo de 2008

Gene Kelly - Singing in the Rain

Le alzanze una taza de cafe humeante. La tomo con timidez, aun empapada por la lluvia.
Gracias, dijo en tono amable y triste. El pelo le caia en la cara, pegandosele en las mejillas.Debe haber notado que la miraba, por que con un diestro movimiento, se aparto el cabello de la cara, para posarlo tras sus hombros. Todavia no habia yo articulado palabra, no por cohibicion, sino por que no veia que decir. Me paro todavia en silencio, tomo del baño una toalla y voy a dejarsela. Alli esta, mirando mi departamento con extrañeza. Observa el cuadro azul a rayas que pinte hace un tiempo. Lo primero que me dice al verme, es, con voz infantil, quien pinto eso.
Yo, le digo cortante. Creo que nunca ganare un premio por mi amabilidad. Le lanzo con cariño la toalla, todavia desde el umbral de la puerta. Se seca el cabello con entusiasmo. Ahora, que esta parada, puedo notar la complejidad de su cuerpo. Es bello, acorde a la edad que creo que tiene. La polera morada y mojada forma pequeñas lineas humedas, pegadas a su cuerpo. Los raidos pantalones desprenden todavia gotas de lluvia, que caen suave y tortuosamente en mi alfombra.
Termina su precario secado y se desplomo en la silla. Por que lo hacias, le pregunto. Singing in the rain, recibo por unica respuesta. El recuerdo de la antigua pelicula flota en mi mente, como una transparente y fina pelicula. La puedo ver, saltando en charcos de agua, cantando, bailando.
Despabilo, y le digo que si quiere que le preste ropa para cambiarse. Desconfia un poco, pero luego asiente.
La pieza el fondo, segundo cajon. Ahi hay ropa. Hay ropa, lo se, ropa de mujer. Ella la dejo ahi, ni siquiera se digno a sacarla de mi hogar. Ropa de mi ex-novia, le digo hosca y vaciamente.
Lo supuse, dice, mirando la foto en sepia que nos muestra a los dos al borde del rio.
La abandono un poco para que cambie su ropa. Tomo un poco del restante cafe, y lo deposito en mi taza roja. Busco en mi chaqueta el buen cigarro y el feliz fuego. Como dos viejos amigos, se abrazan el uno al otro. Le doy un sorbo al cafe. Amargo. Una bocanada de humo. Amargo.
Dejo que el cigarro se consuma poco a poco, mientras veo danzar las oniricas formas del humo.
La veo entrar, como un dulce recuerdo. El pelo recogido en una improvisada trenza. La ropa verde que ocupa es un conjunto que nunca a ella le vi puesto.
Simplemente, se veia bella. Se acerco y oli su perfume mezclado con el de la ropa. Menciono algo del orden, pero no oi mas.
Me quede comtemplandola un momento, recordando arroyos sin cause, libros infinitos, rosas de inocuo olor, ojos de maticez imposibles, brillos en el oscuro espacio.
Note el brillo de sus ojos, ese brillo en el espacio. Brillaron, y por primera vez note que poseia ojos. Ojos pardos y apagados, ahora refulguraban a la tenue luz de la lampara que iluminaba la estancia.
Se aproximo mas a mi, que subitamente me habia parado. Me rodeo con los brazos, timidamente todavia. Tal acto era osado, pero ella lo hacia con cuidado, como si tocarme fuera a romperme. Nada mas alejado de la realidad.
Senti como mis brazos se movieron, rodearon su cuerpo, su febril cuerpo. Cada uno de mis dedos era un apendice diferente, que examinaba con premura tal cuerpo.
Luego, su boca se aproximo, lenta y calidamente . Senti su vaho, dulce de moras o algo similar. No creo que haya forma de que explique que calor inundo mi pecho. Era como si enciendieran en mi un fatuo fuego eterno.
Desperte, con la cabeza apoyada en su vientre. Suave y aterciopelada piel que ahora dormia, dormia en mi cama, en mis sabanas, en mi almohada bajo su cabeza.
Me levante suavemente, me puse los interioes, y me dirigi al baño. Al momento, note cierto escozor en la espalda. Gire para verme mejor, y vi cuatro lineas rojas surcando mi blanca espalda.
Termine de examianrme, con la conviccion de volver a la cama. Pero, al llegar, no habia andie alli. La busque con la mirada y vi en el suelo su ropa, y otras cosas mas. Habia tomado mi polera.
Desde la cocina siento el tintineo de platos y cucharillas. Poco a poco, el olor del buen cafe llega a las ventanas de mi nariz.
Ven, hice cafe, me grita desde la cocina animadamente.
Yo solo atino a asentir con la cabeza, ignorando que ella no puede verme. Mientras cruzo el apartamento hacia la cocina, canto:
- What a glorious feeling, I'm happy again.

Are you there?

viernes, 9 de mayo de 2008

The Hives - No Pun Intended

Miraba nerviosamente el reloj, cada vez mas rapido, cada vez mas freneticamente.
6.21, 6.25, 6.32, y asi sucesivamente, hasta llegar a las 7.00.
Alzo la cabeza, esperando ver la antigua figura contrapuesta a la luz del sol que no penetraba en el pasadizo en el que el estaba escondido.
Un lejano grito le llego por detras de la cabeza. Como siempre, sintio un vacio en el craneo, se desdoblaron sus huesos, y la piel se tenso hasta casi romperse.

Los viajes "a traves del oscuro espejo", como habia escrito en cartas posteriores a mi persona, nunca eran cosas agradables.
Me decia que habian empezado hace unos meses, nunca llege a entender como, pero como muchas de las cosas impresionantes de la vida, llegaron subitamente.
La primera vez lo aludio a un sueño lucido, y solo en su segundo viaje descubrio esta nueva realidad.
Siempre eran a las mismas horas, a las 7.00 pm, y volvia a las 00.00 am, azarosas horas por decirlo menos. Lo que en esas horas muertas, era dificil de decir.

En sus primeras cartas, me describia "una eterna sabiduria reptante en cada rincon de ese mundo circular", lo cual me intrigaba bastante. Muchas cartas hubieron con teorias o tesis sobre metafisica, razones, matematicas, cosmologia y otras artes que no recuerdo. Tambien me hablaba, a veces, en latin o sanscrito, y luego de unos minutos, se disculpaba y continuaba con su normal ingles. Grandes conocimientos habia adquirido durante varios años, era tema de conversacion sus nociones, sus teorias, y algunas de sus profecias.

Poco o nada me llegaba a decir sobre esos viajes, pero hubo un pasaje que me desconcerto: " ... y llegado cierto punto, me erguí sobre una alta torre, alta como el Coloso de Rodas, y de ahi vislumbre las infinitas luciernagas que invadian y pululaban en la noche."
Si bien no era de los mas profundos o bellos, llegaba a ubicarme en el, y ver la multitud de luces que el describia. A veces envidiaba esos viajes oniricos.
Mas, poco duraron mis celos.

Aqui es donde el me empezo a relatar en detalles las transciones y los escabrosos temas a los que el se enfrentaba cada dia entre 7.00 y 00.00 horas.
Me relataba como se habian trasformado sus placerosos viajes en sometidos y sufridos viajes obligados, cargados de dolor, de un sentimiento vacio.
Ya no aprendia, y cada vez que volvia, se le veia mas decaido, mas destruido.
Me alarmo una de sus ultimas cartas: " No puedo, se esta transmutando ... en un dolor agudo a los sentidos antes vivos... ahora, no quiero sino dejar de ir ahi."
Cierto dia, al ver que no llegaba, lo fui a buscar al callejon donde solia "viajar" y "regresar" cada vez. Espere largo rato, hasta que el cansancio de la noche hizo que me quisiera retirar a mi hogar. Me iba alejando del callejon, mientras encendia mi pipa, cuando lo escuche. El horror de un grito, crucificado en la mortecina neblina londinense, me helo la sangre y los sentidos. Era un alarido mortal, desgarraba el alma de quien lo oyera. Corri a toda marcha al viejo callejon, de donde sabia que venia tan penumbroso quejumbre.
Y la vision, ¡oh!, horrible vision que hasta ahora me atormenta, en mis mas notables pesadillas.

El torso blanquecino, torcido como un grotesco tornillo, y la cara, ¡Dios me salve!, sufrida cara de dolor y espanto, marcada para siempre en la triste mueca del horror inmediato. El repugnante engrendo que antes habia sido mi amigo, ahora se encontraba regado en el piso, vision grotesca, masa de carne descompuesta retorcida por quien sabe que accion.

Aun ahora, en la maison de santé, no dejo de pensar en eso. Mi confinamiento no es mas que bueno, en muchos sentidos. A veces veo por sobre la rejilla, y logro reconocer la maquiavelica mueca horrorosa de mi buen amigo, y mi mente divaga y sueña. Ahora, sumido en mi pequeña prision, he logrado hacer lo que mi confidente hacia con tanta cotidianidad, he llegado a pasar el oscuro espejo, he visto cosas maravillosas, y nadie logra creerme como le creian a el. He logrado la inteligencia suprema, no hay nada en los libros que yo no sepa, y aqui me ven, atrapado entre locos y monjas, como escoria. Mi buen amigo, no se que te paso, pero ahora te he superado, y no terminare como tu, una triste mortaja regada en cierto callejon.
Me he convertido en algo superior, aunque tu recuerdo me atormente, soy superior.
He llegado a ser un Dios.