A smile in my face

sábado, 11 de octubre de 2008

El dia esta claro afuera, y la brisa me golpea el pelo. La ventana esta abierta, mis ojos van aqui, de esta nube, hacia el cegador sol, de nuevo a la nube. Un rayo, un ave surcando el mar incorporeo, blanca, con su gracia, se posa en un arbol.
Hace años, muchos años, las aves siempre estaban por aqui, revoloteando, graznando, clamandole a Eolo por brisas placenteras. Siempre esperaron, pacientemente, el viento. Pero, poco a poco, menos aves qudaban ya ahi, y la vista se volvia triste, y el cielo se nublaba, y la nube lloraba.
Tanto cuidar del arbol, pense, tanto cuidar de el para que ellas volaran, y ahora no pueden, no hay viento que las lleve.
Y la brizna que era mi corazon se empezo a romper poco a poco, la lluvia se embebia en los filamentos secos, la dulce cancion se apagaba, el lamento retornaba, cada dia era un desalentador pasar lento e incordioso. Las manos se me cansaron, no habia tierra que labrar, no habia dulce que probar. El ascenso de las aves me dejo malhecho, habia necedad en mi todavia para pensar en el dulce aire que podria llegar un dia.